EXPERIMENTO EN LAS AULAS: LA CLASE DIVIDIDA
Me ha parecido un experimento interesante, y
que confirma algo que la vida me ha dejado claro, que la mayoría de la gente se
deja llevar por las masas, y que cuando se cambian los roles de personas que
han sido discriminadas, lejos de aprender la lección, repiten las misma
conductas sufridas: en una clase que había conexión y eran bien avenidos, unos
buenos niños, bajo una dirección segregacionista sacaban lo peor de si mismos.
Pero como creo en la bondad de los seres
humanos, espero que los niños si aprendieran algo del experimento vivido, y
espero que un día la raza humana carezca de todo rasgo de discriminación
racial. En las palabras de Martin Luther King Jr, en su grandioso discurso pronunciado
durante la Marcha sobre Washington, 28 de agosto de 1963 de “I have a dream… llegaría un día en que desaparecerían todas
las barreras sociales y raciales….. Todos los hombres son creados iguales…. Yo
tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán en una nación donde no se les
juzgará por el color de la piel sino por sus cualidades”.
Jane Elliott realizó este experimento “La clase dividida” por primera vez en
1968 debido al asesinato de Martin Luther King por un segregacionista
blanco.
Ejercicio sobre discriminación fundamentado
en el color de los ojos con niños de tercer grado pertenecientes a una
comunidad de blancos cristianos del nordeste de lowa.
Los padres de los niños estaban en una
habitación anexa y los niños no sabían que estaban ahí sus padres. Jane les
preguntó qué opinaban sobre los niños negros, indios y asiáticos. En esa época,
esos niños no podían ir a la escuela con ellos porque tenían sus propias
escuelas. Los niños contestaban a la pregunta de Jane argumentando que les
parecía bien que los niños negros no pudieran ir a clase porque
son “diferentes”.
A estos argumentos Jane respondió: “niños os
voy a contar una gran verdad que como ya tenéis 7 años, debéis
saberla. Vosotros también sois diferentes. Vamos a dividir la clase en dos
partes. Los niños de ojos azules como yo, son más inteligentes así que van a
tener más horas de recreo, ejercicios más sencillos por se lo merecen todo”.
Los niños de ojos azules tendrían todos los días cinco minutos más de recreo,
doble ración de comida y podían beber agua con normalidad. Sin embargo los de
ojos marrones tenían que usar vasos de cartón con sus nombres, no podían usar
los juegos del patio y no debían juntarse con los otros niños.
En ese momento los niños comenzaron a ver a
sus compañeros de forma distinta. A los niños de ojos marrones les dio unos
pañuelos del mismo color para que todos supiesen que son diferentes,
inferiores. Ese mismo día ya hubo enfrentamientos entre los niños de ojos
azules que golpearon a los de ojos marrones, convencidos de que
eran inferiores. Los niños de ojos azules aumentaron su rendimiento
mientras que el de los niños de ojos marrones disminuyó.
Al día siguiente, la maestra les dijo a los
niños “Os mentí. Los niños de ojos azules son más tontos. Ayer tuve que hacer
eso para que cogieran un poco de ánimo”. Les contó la historia al revés.
Los niños de ojos marrones recibieron los privilegios que el día anterior
tuvieron los de ojos azules. Los niños de ojos azules fueron tratados de la
misma forma discriminatoria que recibieron los niños de ojos marrones el día
anterior y se les dio un pañuelo del color de sus ojos. El resultado fue el
mismo: los niños de ojos marrones resolvían las tareas más rápidamente y
también hubo conflictos con los niños de ojos azules.
Tras finalizar el experimento, les contó a
todos los niños y niñas la verdad, que todo había sido un experimento y les
preguntó cómo se habían sentido. Todos los niños y niñas respondieron que se
habían sentido discriminados y que en esos días, los que creían que
eran sus amigos se habían convertido en sus enemigos.
El experimento fue grabado e incluido en el
documental “Una clase dividida" de Willian Peters, donde se
reunió a la misma clase 15 años después y afirmaron que el experimento les
ayudó en su vida para no discriminar a nadie por el color de su piel o sus
ojos.
Este ingenioso experimento hace ver la cantidad de estereotipos que nos transmiten desde pequeños y que influye tremendamente en nosotros, nos fracciona y nos lleva al conflicto.
Este ingenioso experimento hace ver la cantidad de estereotipos que nos transmiten desde pequeños y que influye tremendamente en nosotros, nos fracciona y nos lleva al conflicto.
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